Su tranvía renqueante trepando por el Barrio Alto, sus fachadas decadentes, sus confiterías y sus tiendas tradicionales. Bajo el manto invernal, la capital de los atardeceres sobre el Tajo se enciende de belleza melancólica. Es en estos días fríos cuando resuenan aún más si cabe los versos de Pessoa y la nostalgia del fado.
21/12/2017 14:25 UTC Por NOELIA FERREIRO, FOTOS RENATA JULGA